Elegir un vestido de novia no es fácil. Aunque algunas mujeres lo tienen demasiado claro desde el primer momento, muchas escogen un modelo que no les favorece y se arrepienten antes de que llegue el día de la boda.

Normalmente, nos dejamos llevar por los gustos personales, pero también por las tendencias en moda nupcial que hemos visto en otros eventos, en revistas o en reportajes.

Aunque la elección de tu vestido de novia es una cosa que debes hacer tú, no está de más pedir consejo para asegurarte de que no te estás equivocando.

Más de una novia se ha lamentado antes, durante y después del evento, ya que las fotos harán que recuerdes siempre tu vestido. No es ningún drama porque lo importante es el matrimonio, pero si además disfrutas de tu look tendrás un bonito recuerdo para toda la vida.

1. Ten en cuenta tu fisionomía

Existen muchos tipos de vestidos de novia, diferentes escotes, hechuras, tejidos…y no todos sientan bien a cualquiera. A pesar de que te encante un vestido con escote palabra de honor, si tienes demasiado pecho o unos brazos gorditos, no es el modelo ideal para ti.

Es solo un ejemplo de los vestidos que mejor te sentarán según la forma de tu cuerpo y si acudes a un diseñador o tienda especializada sabrán aconsejarte.

La altura, tamaño de tu pecho y de tus caderas, serán decisivos a la hora de escoger el modelo perfecto. Aunque, como decimos, la última palabra la tienes tú y si a pesar de todo, te encuentras cómoda y favorecida, adelante.

2. Tu personalidad marca el estilo

Aunque no lo creas, tu forma de ser influye en el tipo de vestido que llevarás. Si eres atrevida y normalmente te gusta seguir tendencias o eres una auténtica fashion victim te gustará probar con un modelo más sofisticado, con transparencias o una espectacular espalda al aire.

Si por el contrario, sueles vestir de forma más clásica y no te gustan las extravagancias o prefieres tapar que descubrir, hay modelos que te vendrán como anillo al dedo sin renunciar a la elegancia y sensualidad.

Una persona romántica, amante de lo vintage o del estilo hippie…dime cómo eres y te diré qué vestido necesitas.

3. La comodidad es primordial

Una boda son muchas horas, aunque en realidad se pasen volando. Estar cómoda con tu vestido es importante para que ni siquiera te acuerdes de que lo llevas puesto y disfrutes al máximo de la fiesta.

En este sentido es fundamental la ayuda de tu diseñadora, si has optado por un vestido a medida o del profesional que lo adapte a tu cuerpo, si prefieres una tienda multimarca.

Ni demasiado suelto ni muy estrecho, con los detalles en su sitio que no se muevan en todo el día, la longitud justa, la posibilidad de recoger la cola para el baile…no dejes que se escape nada y bailarás hasta el amanecer sin darte cuenta de que vas vestida de novia.

Nuestro consejos es que te lo pruebes varias veces, te sientes, te agaches, camines, saltes…y compruebes que a pesar de ello todo se mantiene en su sitio.

4. Tu color de pelo y piel 

Quizás piensas que todos los vestidos de novia son blancos, pero te sorprenderá ver la cantidad de variaciones que hay dentro de una misma gama. Igual que con los tejidos, que hay infinidad de ellos para elegir, los colores no se limitan solo al blanco impoluto.

Desde un marfil hasta un perla, champán, blanco roto, beige, nude, rosa empolvado…según tu tono de piel, unos te sentarán mejor que otros.

Un champán o un perla queda genial a las novias de tez más morena y un marfil o rosa es perfecto si tienes una piel más clarita y pelo rubio o castaño.

Aunque, una vez más, para gustos los colores, y no tendrás que ceñirte a esto demasiado, pero ante la duda siempre te ayudará a elegir el vestido más adecuado.

5. Los accesorios son clave

Un vestido espectacular no necesita mucho más, pero una novia requiere de más detalles en los que es probable que no caigas en un primer momento.

Los complementos dan un toque al look de novia diferente y, en el caso de que hayas elegido un vestido de una marca reconocida, es la forma de diferenciarte del resto de chicas que se hayan decantado por el mismo modelo.

El velo, que nunca pasa de moda, las aplicaciones en pedrería, las lentejuelas, los encajes, los zapatos, los guantes, el abrigo, las joyas…Todos los detalles son un plus para ser la novia perfecta. Aunque, recuerda que, ante la duda, apuesta por la sencillez.

6. Déjate aconsejar por tus seres queridos

Es habitual atender a novias que llegan con su madre, su suegra o su hermana para seguir sus consejos y que al final no hacen su función.

Si quieres que alguien te acompañe a las pruebas, lo suyo es que sea una persona de máxima confianza y con una sinceridad absoluta. Muchas veces, las hermanas o las madres, para no quitarnos la ilusión o porque no son 100% objetivas, no ayudan demasiado y todo lo ven bien.

Seguro que más de una vez te has preguntado ¿nadie le habrá dicho a Fulanita que ese vestido le sienta fatal? No dejes que eso te pase a ti y pide sinceridad total.

7. Tómate tu tiempo 

Las prisas nunca fueron buenas y si tienes dudas, lo mejor es que no decidas hasta que estés segura. A pesar de que quede poco tiempo para la boda, si lo habéis decidido deprisa y corriendo, no hay excusa para elegir un vestido que no te guste demasiado.

Se trata de una inversión que probablemente no volverás a hacer en tu vida y por tanto, necesitas una garantía de que te sentirás como una auténtica reina ese día.

No te cortes en pedir rectificaciones si no estás contenta, consultar en varios sitios, acudir a diferentes ateliers…tienes que estar realmente convencida.

Elegir el vestido de novia ideal puede ser una tarea complicada, pero siguiendo estos consejos y acudiendo a un profesional con experiencia, seguro que no metes la pata.

¡Enhorabuena y suerte!

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