La fecha de la boda es una de las primeras decisiones que tendréis que tomar. A partir de ahí comienzan todos los preparativos y el contacto con los proveedores. Cualquier momento es bueno para dar el paso, pero es cierto que una boda en otoño tiene su encanto y cada vez más parejas eligen esos meses para casarse.

El número de bodas en los meses que van de septiembre a diciembre suele descender con respecto al verano o la primavera. Sin embargo, ya no solo se celebran eventos en épocas cálidas, porque en realidad la climatología es imprevisible prácticamente todo el año.

Si aún tenéis dudas sobre la mejor época para la boda y estáis barajando varias opciones, quizás con esta lista de ventajas acabéis de decidiros.

Y es que una boda en otoño tiene más pros que contras y en general, suelen quedar preciosas.

La temperatura

Si no lo dejáis para finales de la estación, a mediados de diciembre o en plena Navidad, lo más probable es que el tiempo sea muy agradable.

Antes de finalizar septiembre, en octubre e incluso en pleno noviembre aún no hace demasiado frío. Aunque dependerá de la zona donde estéis, en muchas regiones españolas la temperatura es suave.

Durante el día puede lucir un sol radiante y la novia podrá llevar cualquier tipo de vestido. Lo único es que las tardes y noches son más frescas y no podréis estar al aire libre durante la cena o el baile.

Si os agobia el calor y tenéis claro que no os importa celebrar el banquete en un espacio cerrado es la estación ideal en ese sentido.

Además, los hombres lo agradecerán porque podrán llevar sus trajes o chaqués sin la tentación de quitarse la chaqueta. Algo que, por cierto, ya sabéis que el protocolo nupcial no permite.

Más disponibilidad de espacios

Si estáis pensando en casaros en otoño, seguramente no tendréis mucho problema con el espacio elegido.

Las parejas que se casan en verano a veces tienen que renunciar a ciertos lugares porque no están disponibles en la fecha elegida o bien cambiar el día.

Si no queréis que eso os ocurra, y tenéis claro dónde os gustaría celebrar el banquete, seguro que en noviembre no hay tanta demanda como en mayo o en julio.

Aunque no os confiéis demasiado, porque las bodas en otoño cada vez son más habituales. Sobre todo, si habéis decidido ya el sitio y no queréis tener problemas de disponibilidad.

Más opciones de iglesias y párracos

En caso de que queráis una boda religiosa o que tengáis preferencia por un templo, la Catedral de vuestro pueblo o el cura de vuestra parroquia, será más fácil elegir en otoño que en fechas más demandadas.

Normalmente, las más bonitas suelen reservarse con tiempo y puede que os veáis obligados a cambiar la hora si llegáis demasiado tarde. Lo bueno de los meses menos solicitados es que tendréis muchos más fines de semana libres.

Por cierto, si os casáis por la iglesia, ya sabréis todo sobre los cursillos matrimoniales y todos los trámites necesarios para una boda religiosa que tendréis que tener listos.

Los atardeceres son preciosos

En otoño, los contrastes de colores en el campo y la caída de las hojas de los árboles típica de esta estación crean un ambiente mágico.

Aunque no vayáis a comer o cenar rodeados de naturaleza, sí podéis celebrar al aire libre el aperitivo e incluso la ceremonia si es una boda civil.

Y esos atardeceres y colores son fantásticos para unas fotos preciosas. Si sabéis elegir bien al fotógrafo tendrá en cuenta la hora, la estación y el lugar para que el resultado sea un éxito y la falta de luz no entorpezca su trabajo.

El look de la novia

Las chicas se preocupan mucho por su vestido, los complementos, el pelo y el maquillaje. Y en otoño, todo es más sencillo.

La novia no correrá el riesgo de que su maquillaje se estropee por el calor, o de que la sisa del vestido se manche por el sudor o el peinado dure menos de lo previsto.

Es cierto, que los profesionales de belleza saben cómo evitar que esto ocurra hasta el día más caluroso del año, pero si las temperaturas no son muy elevadas, mejor.

Respecto al tipo de vestido, hay muchas opciones para elegir y además la opción de añadir un accesorio al look de novia que en verano no tendría sentido. Una pequeña capa, tendencia hoy día en moda nupcial, una estola de piel o una manga larga y un vestido totalmente cerrado son perfectos en otoño e invierno.

Destinos menos masificados

Después del ajetreo de la boda, toca disfrutar de la luna de miel. Ya sea un viaje corto con poco presupuesto o una honey moon de un par de semanas al otro lado del planeta.

Y si os decantáis por los clásicos o por destinos típicos, estarán más tranquilos y con menos masificación que en pleno agosto.

En este sentido, en la agencia de viajes o en blogs y webs del sector encontraréis información sobre las mejores épocas para viajar a los lugares que barajéis.

Casarse en otoño es una buena idea, pero ya sabéis que lo más importante no es la fecha sino el significado de este evento. Y sea como sea, vuestra boda puede ser perfecta a pesar de que salga un día lluvioso o frío y cenéis en espacio abierto o cerrado.

¿Qué fechas estáis barajando?

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